El Mercedes Clase G es uno de los pocos “dinosaurios” supervivientes en el mercado automovilístico. Presentado en 1979, el “Geländewagen” nació como fruto de la alianza entre Daimler-Benz y Steyr-Daimler-Puch (hoy Magna Steyr). Se trataba de un todoterreno puro y duro, capaz de sortear obstáculos por casi cualquier terreno. Esta ruda capacidad todoterreno le permitió tener un buen desempeño como modelo militar.

Porque entre los muchos usos que ha tenido el Mercedes Clase G (¡hasta ha sido utilizado como papamóvil!), uno de los más importantes ha sido, precisamente, como vehículo militar. En esta configuración, ha habido variantes cortas con parabrisas móviles, variantes largas de sólo dos puertas laterales, modelos chasis-cabina con cabina simple y doble, … ¡Hasta derivados franceses!

¿Franceses? ¡Sí! A principios de los ochenta, las Fuerzas Armadas Francesas necesitaban cambiar sus vetustos Jeep por unos modelos más modernos. Al concurso acuden Citroën, Renault y Peugeot, que presentan sus respectivas propuestas, que no son modelos originales por derivar de otros ya existentes. Así, el Citroën C44 está derivado del Volkswagen Iltis, el Renault TRM 500 (también conocido como Saviem TRM 500) deriva del Fiat Campagnola. Y Peugeot hace lo propio con su P4, que no deja de ser… un Mercedes G. El ganador es el modelo del león, eso sí, con motorizaciones de origen Peugeot. Los últimos P4 saldrían firmados por Panhard.

En cuanto a las variantes civiles, el Geländewagen se ofrecía con carrocería de dos puertas con techo metálico, dos puertas descapotable y cuatro puertas largo. Más recientemente surgirían las versiones AMG 6×6, los 4×4² y el exclusivo Mercedes-Maybach G 650 Landaulet. Hasta el año 2000, los Clase G se han ofrecido en algunos mercados (como el austriaco) bajo la denominación “Puch G”).

El Clase G ha sobrevivido al modelo que había sido concebido para sustituirle: el Mercedes Clase GL, basado en el SUV Clase M. En 2012 incluso se presentó un prototipo espectacular denominado Ener-G-Force, que venía a ser una evolución futurista del diseño del Clase G. Aunque durante estos 45 años el Geländewagen se ha ido poniendo al día, la principal actualización llegó en 2018, donde el chasis y el interior cambiaron por completo, dejando una carrocería actualizada en el exterior, pero totalmente reconocible a primera vista. En el restyling de este modelo, lanzado en 2024, se incluye la versión 100% eléctrica anticipada por el prototipo EQG: el G 580 con tecnología EQ.

El Clase G tampoco se ha amilanado ante la dureza del Rally Paris-Dakar: en 1983, Jacky Ickx vencía con un Mercedes-Benz 280 GE con 220 CV. Y para el futuro, Mercedes anunció la llegada de un Clase g (con minúscula).

Y entre tantos G especiales, surge esta bellísima unidad en un precioso color blanco. Salido originalmente de la factoría de Graz en el año 1992 como un 200 GE (modelo de motorización más pequeña destinado al mercado italiano, en el que se gravaba fiscalmente a los modelos por encima de los dos litros de cilindrada), su motor 2.0 no era ningún dechado ni en prestaciones ni en consumo…

Efectivamente, el motor tetracilíndrico erogaba una potencia bastante modesta, unos 117 CV, que le permitían alcanzar una velocidad máxima de tan solo 140 km/h. El cero a cien desde parado tampoco era ninguna maravilla, como os podréis imaginar, necesitando unos interminables 18 segundos. Y el consumo se quedaba en 16 litros a los 100 km, muy por encima de lo que nos gustaría. Por esto, su actual dueño decidió darle un poco de picante a este G.

El motor nominado no fue ni más ni menos que un 4.2 V8 también de origen Mercedes, concretamente de un 420 SEC (C126), un motor con partes en aluminio que le permitían aligerar la masa del conjunto. La potencia del ocho cilindros casi dobla la original de este 200 GE: ¡215 CV!

La caja de cambios, por su parte, es manual y cuenta con cinco velocidades; la caja de transferencia es dual; tiene tracción a las cuatro ruedas seleccionable y tres diferenciales con bloqueo por botón. La suspensión se ha modificado y aumentado su altura en 4 cm.

El exterior presenta un aspecto muy puro, el color “Blanco Ártico” le sienta de maravilla y contrasta con las llantas pintadas en negro. Las rejillas que protegen los faros y los intermitentes delanteros le dan un ligero aspecto de rudeza. El interior, muy elegante, cuenta con un salpicadero negro con inserciones de madera y un tapizado de puertas y asientos (Recaro) con cuadros de gran tamaño que realmente le sienta muy bien. El modelo ha sido subastado en Collecting Cars. El ganador se ha llevado un ejemplar realmente bello y capaz, y con poco más de 65.000 km en el contador, por 43.500 euros. Un ejemplar de los que gusta encontrarse por la carretera, o fuera de ella.