En la región más nórdica de Alemania es donde, podría decirse, Porsche encuentra su paisaje más querido después de la carretera, el circuito y la ciudad. En Sylt se vive deporte acuático como en ninguna otra geografía del país y los clásicos de Porsche son todo un símbolo de la isla desde hace décadas.
Desde el 2018, allí se celebra el festival Petro-Surf, una convocante cumbre de los refrigerados por aire de la casa de Zuffenhausen. Entonces, año a año, es común ver ejemplares de la vieja época de la marca costeando el mar e incluso introduciéndose en la arena. En su mayoría, claro, suelen ser los 911 los principales invasores. Pero “un 356, un 912 o un 914 también son bienvenidos. La tolerancia es la consigna”, aclara Porsche en su artículo sobre la edición 2022 de este encuentro de lugareños y forasteros entusiastas. Pero la consigna, insisto, son los refrigerados por aire, incluyendo el 928.
Para uno de los Petro-Surf, a las playas de Sylt alguna vez llegó un Porsche 928 que, a los ojos de los habitantes locales, probablemente haya sido lo más extraño e incomparable que se ha visto allí. A juzgar por su procedencia, a lo largo del trayecto tuvo que haber sido el Mar Báltico el compañero de viaje. En la península polaca de Hel, el surf y Porsche son también un estilo de vida. Sólo que aquí no hablamos de un ejemplar corriente a golpe de vista. No digo que, en la urgencia por no perderse las grandes olas, los surfistas no se sirvan de algún coche para tocar la costa lo más deprisa posible, pero sólo quienes practican el deporte en Hel cuentan con el privilegio. Esto, siempre que este Porsche bautizado 928 Surfari se mantiene en su zona cero y no va en búsqueda de playas desconocidas.
Creación de una familia apasionada por el surf y los coches, el Porsche 928 Surfari se desarrolló bajo la premisa funcional de ser el coche para surfistas definitivo. Desde su mecánica necesariamente modificada hasta su apariencia y equipamiento para la ocasión, la conversión de este Porsche de los ‘70 fue obra de equipo. Partiendo del V8 original, se acondicionó la caja de cambios, la suspensión y se convocó a un ingeniero y piloto de rally que, cuando se unió, venía de competir con su 924 en la categoría Classic del Dakar. El acabado exterior corrió por cuenta del estudio de diseño de los hermanos Gustaw Lange y Alexsander Lange, que se encargaron además de accesorios tales como una mochila surf y un casco Porsche Design vintage.
Ahora bien, cuando atendemos a la tabla es cuando decimos que este 928 es, en su totalidad, exclusivo para su región de nacimiento. Esto es porque se trata de una tabla diseñada para las olas cortas y rápidas de Hel. De allí su ancho y su curvatura llamativa.
Siempre me ha seducido el juego de faros retráctiles en el Porsche 928 de serie, su distintiva ventana lateral trasera bien de época, los guardabarros angulares y su robusto morro en cuña, alejado de los frontales estirados de rivales de mercado de su era. El Surfari, aunque a primera vista parezca uno de los coches de Death Race, es, en realidad, una propuesta influenciada por los Dakar que acompaña con precisión al concepto del diseño original.
Mauro Blanco
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