Son varias las intervenciones de los hermanos Ring y equipo sobre la primera generación de la extinta Chevrolet K5 Blazer. La montada sobre chasis de la Toyota Tacoma de tercera generación es el último bastión de la casa especializada en restomods con sede en Wisconsin, pero no crean que es esta denominada “Tuka” la mayor rareza en la familia de los K5 personalizados por estos entusiastas americanos.
La respuesta está en la “Bully”, que me distrajo –cómo no hacerlo– con su singular interior. No son aquellos asientos convencionales de fábrica, aquellos delanteros individuales y el banco de asientos trasero. Aquí, en esta Chevy 1972 modificada por Ringbrothers 50 años después, todas las plazas son individuales, pero eso no es lo extraño, lo distintivo y hasta lo controversial.
Nadie puede negar que esta K5 Blazer es la más original de todas a las que los Ring han echado mano.Luego, por supuesto, sobre gustos… ya conocen el dicho. El precio de su creatividad son las críticas. Imposible que un vehículo de sus características esté exento de críticas. Investigando sobre la “Tuka” y yendo más allá con la “Bully”, el último episodio de The House of Muscle, ciclo emitido por el canal de Youtube de Hemmings, una declaración de Jim Ring resume y explica lo transgresor que les ha significado apostar por la particular configuración de su habitáculo.
“Nos crucificaban por el interior de esta camioneta”, se confiesa Jim, quien, acto seguido, explica que la reprobación estaba fundada en que “nunca la habían visto”. Por ese motivo, ante el descontento, cambió el desencanto por todo lo contrario: “Les dije que se sentaran, ellos saltaron y dijeron ‘amigo, esto es realmente muy lindo’”.
¿Qué es lo que había generado aquellas dudas? En la Chevrolet K5 Blazer 1972 “Bully”, los asientos originales fueron reemplazados por sillas de jardín hechas con cuero, algo cercano a lo que, en todo caso, se ha visto en los asientos del conductor de transportes públicos. ¿Pero en una Chevy K5? Bueno, está a las claras que alguien lo ha hecho realidad.
Debo decir que estos asientos desprenden un contraste de estilos pensado y ejecutado con maestría, pues que sean sillas heredadas de otro hábitat no significa que el interior de este vehículo haya perdido la esencia. Lejos de ello, diría que forman parte del concepto: unificación de criterios, un revestimiento de paneles para un acabado en común y mucho de rusticidad en su apariencia.
De paso, una buena excusa para escuchar el sonido de su motor LS3 4.5 sobrealimentado, pues sus 1.160 caballos lo convierten, ni más ni menos, en el Chevy K5 Blazer más poderoso de los de Ringbrothers por amplia diferencia. Vaya dato no menor.
Mauro Blanco
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