La deuda está saldada, parece haber dicho Mercedes-Benz días atrás, cuando presentó una nueva edición limitada del Clase G. Una cuota pendiente de hace exactamente dos años. Los memoriosos recordarán que en abril del 2023 la marca alemana anunció la salida de fábrica de la unidad 500.000 de toda la historia del SUV todoterreno y que, para celebrar esa unidad fabricada en la planta austríaca de Graz, presentó un ejemplar de exhibición al que vistió de un estilo retro propio de hace 40 años, cuando se comercializaba la primera serie, el Mercedes Clase G W460.
También en 2023, aunque unos meses después, los portales de noticias eran tomados casi por asalto por el impacto de la llegada del modelo eléctrico, que, como la versión que aquí nos convoca, llamó la atención por su nombre peculiar, extenso y poco convencional. Podría decirse entonces que, de los creadores del Mercedes G 580 with EQ Technology, llega ahora el Mercedes Clase G Stronger than the 1980s, el nombre que la firma de la estrella le ha dado a este vehículo antes de exhibición y hoy convertido en vehículo de producción limitada para la colección… de quienes pueden, porque su precio parte en Alemania desde los 160.000 euros.
El propósito es claro, o son claros, porque, por un lado, trata del homenaje a aquel Clase G de grandes prestaciones todoterreno de cuatro décadas atrás y, por el otro, su desarrollo responde a una demanda que desde Mercedes-Benz percibieron cuando revelaron aquella versión conceptual del 2023. En ese sentido, vale el gesto y el reconocimiento de los de Stuttgart, que no apelaron al cada vez más trillado recurso de ir por lo retro sin motivo aparente, sino que lo hicieron por la reacción positiva del consumidor.

El regreso del Mercedes Clase G W460 y algo que me habría gustado que tuviera
Entiendo que estas versiones especiales acostumbran centrarse en los retoques estéticos, que allí los fabricantes encuentran rápidos escaparates para rendir tributo a sus modelos del pasado. Esto es así y no hay que negarlo. En este Clase G, que podrá conseguirse tanto en diésel como en gasolina –Clase G 450 d y G 500 respectivamente–, esta norma se resume en características exteriores como el diseño de faros, los intermitentes naranjas, detalles traseros como la inscripción negra “Mercedes-Benz” propia de la serie W460, pinturas que se obtenían en aquel Clase G de los 80 y acabados interiores con tapizados a cuadros.
Pero para esta ocasión, dado que el homenajeado es un Clase G de un arraigo todoterreno probablemente superior a la idiosincrasia del Clase G actual, me esperaba algo más, y ese algo más tiene que ver con, precisamente, las cualidades del manejo fuera de carretera. Pongo el foco en los ángulos, que Mercedes-Benz, respecto del modelo de serie, no aumentó para esta edición especial y que me habría gustado que lo hiciese para darle algo de coherencia y realidad técnica al nombre.
En el modelo estándar, el ángulo ventral del vehículo, el formado por las líneas trazadas en diagonal desde los ejes hacia el centro de la altura libre sobre el suelo –el Clase G tiene una batalla de 2,89 metros y una altura libre de 24,1 centímetros– es de 25,6 grados. El Stronger no presenta una distancia entre ejes más corta ni una altura libre mayor, por lo que no se mueve de dicho ángulo y no ofrece una capacidad superior de sortear picos de superficie. Los ángulos de ataque y de salida, de 31 y 30 grados respectivamente, tampoco son diferentes.
Una simple observación que no quería dejar pasar, aunque soy consciente que para estas versiones lo más lógico es basarse en la apariencia sobre plataformas de serie existentes y no aventurarse a modificar las estructuras por los costes que conllevaría. A esperar a que las 460 unidades anunciadas por Mercedes-Benz salgan a las calles. Tal vez en ese momento, alguna de esas 460 se encuentre con alguien que sepa lo que es manejar un Clase G de los primeros tiempos y pueda éste comprobar si es verdad que esta edición es más fuerte.
Mauro Blanco
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