Es lógico suponer que el ejemplar que aquí me convoca se llama “General” por algún posible uso de uno de los motores de la GM, lo que se confirma al levantar el capó. Pero el sentido del nombre asignado va más allá y se termina de entender a primera vista. Casi como traer del pasado al Jeep Willys CJ-2A, aquel todoterreno llevado del combate, tras su propósito militar original, a los campos norteamericanos ya como modelo de producción. Sólo que en este caso estamos en presencia de un vehículo completamente modernizado y, notarán, con las dimensiones alteradas.
Para sorpresa de nadie, este mutante de los 4×4 tuvo su lugar en el SEMA Show 2024 y, más allá de sus cambios mecánicos y de bastidor, que los hay y vaya que los hay, el impacto inmediato lo genera su interior. En realidad, no es tan llamativo que cuente con plazas de pasajeros, porque, en definitiva, la génesis del Willys se cuenta con bancas traseras, tanto en el inicial Willys-Overland Quad como en los inmediatos Willys MA y Willys MB de 1941. Aunque el espacio trasero cambió con el Civilian Jeep de 1945 debido a su reconfiguración hacia un 4×4 apuntado a los trabajos agrícolas, el asiento de pasajeros siguió ofreciéndose, aunque de manera opcional y con un asiento plegable.
Un breve repaso por la historia del emblemático modelo bajo el objetivo de contrastar, pero al mismo tiempo de conservar la idiosincrasia de aquellos primeros Willys, porque lo que han hecho los especialistas de AP Vehicles (APV), perteneciente al fabricante Attitude Performance con sede en Illinois, fue vestir a este todoterreno con asientos de nuestros días, unos PRP que incluyen ajuste lumbar y calefacción para el conductor y el acompañante, pero apelando a la tradición al incorporar un banco trasero.
Luego, sí, sus medidas llaman la atención si seguimos comparando con el Jeep Willys CJ de serie, porque el “General” poco tiene que ver con el metro y medio exacto de ancho y los 3.305 milímetros que firmaba aquel modelo de producción. La apariencia dice Willys CJ-2A –incluidas las nueve ranuras de su época y la pintura seleccionada: tonalidad Ford Eruption Green– porque el diseño de la carrocería se basa en éste, pero en realidad el tamaño se asemeja más a un Jeep Wrangler JK de dos puertas, el sucesor espiritual del Jeep MB que ingresó al mercado para la segunda mitad de la década del 2000.
Hablamos de un ejemplar un 20 por ciento más grande que el Willys CJ original, lo que APV obtuvo al montar la carrocería de aluminio de 1/8 de pulgada de espesor sobre un chasis, precisamente, del tamaño del bastidor del mencionado Wrangler. El resultado fue una comodidad superior tanto para las piernas como para los hombros. El esquema mecánico es complejo y no esperábamos menos.
Al frente, este “General” esconde un atemporal GM LS3 V8 6.2. Sus 376 pulgadas cúbicas de desplazamiento hacen que envíe a ambos ejes, mediante una caja automática y una caja de transferencia de dos velocidades, una potencia máxima notable de más de 530 CV y un par de casi 660 Nm. El aluminio es el material predominante en los componentes del V8, un motor que, además, está bien refrigerado, dado que lo acompaña un radiador con dos ventiladores eléctricos Be Cool de 10 pulgadas y demás accesorios que hacen al control de su temperatura.
Por chasis, por carrocería, por amortiguación y por equipamiento, el “General” es un 4×4 resistente y prometedor. Ofrece buenos recorridos de suspensión en ambos ejes, barras estabilizadoras con articulación avanzada y una preparación que se preocupó porque los neumáticos de 39 pulgadas no entrasen en contacto con la carrocería en ningún momento del ciclo de suspensión, ni siquiera en los momentos de manejo off-road más extremos. Resistencia, pero también durabilidad. Tanto al frente como en la zaga, el “General” ha recibido paragolpes de aluminio con puntos de recuperación de acero de una pulgada, pero es el paragolpes delantero el más completo, ya que agrega un cabrestante con capacidad de hasta 10.000 libras, asegurado por una bandeja de acero de 1/4 de pulgada.
Me interesa esta propuesta inspirada en el Willys CJ-2A, las medidas propias del Wrangler aumentan su contundencia. Es un 4×4 poderoso en todo sentido e invita con su equipamiento interior moderno, pero no es un todoterreno de estética exagerada. Hay sutilezas, incluso, en el equilibrio que aportan los instrumentos clásicos dentro de una cabina despejada.
Mauro Blanco
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