El tributo de un Bronco para otro Ford Bronco que técnicamente no lo era

El tributo de un Bronco para otro Ford Bronco que técnicamente no lo era

El homenaje de un fabricante americano nos recuerda las claves del todoterreno ganador en una compleja carrera de resistencia


Tiempo de lectura: 3 min.

Para que un Ford Bronco sea vendido nada más ni nada menos que por casi dos millones de dólares como sucedió en el 2021 –US$ 1.870.000 con exactitud, el equivalente a 1.560.000 al cambio de aquel entonces–, algún mérito debe tener. Y para que a ese mismo Bronco sea ahora objeto de homenaje de parte de un taller de personalización con 40 años de trayectoria –cuyo fundador y director ejecutivo es un respetado automovilista con décadas de trayectoria en el deporte de motor norteamericano–, lo dicho: algún mérito debe tener.

En Saleen Automotive, al parecer saben a dónde apuntar cuando hay que rendir tributo a leyendas de las carreras, aunque también cuentan con la experiencia necesaria como para fabricar coches propios, como es el caso del denominado Saleen 1, un deportivo con motor central de cuatro cilindros turbo con 450 caballos, chasis de aluminio y carrocería de absoluta fibra de carbono. ¿Su más reciente creación? El Saleen Bronco, inspirado en una institución de la competición todoterreno: el Big Oly, el Ford Bronco más célebre de todos.

Nacido para la Baja 1000. El Ford Bronco de primera generación demostró ser ideal para la maratónica carrera de poco más de 1.000 millas a lo largo de la Península de Baja California. Las dos victorias consecutivas a finales de la década del sesenta lo confirman. Por su parte, el Big Oly aumentó los pergaminos del todoterreno de la marca del óvalo con dos éxitos consecutivos en 1971 y 1972, con el dato a destacar que lo hizo necesitando cinco horas menos que el tiempo que había registrado el Bronco anterior. El secreto estaba en que, a decir verdad, era algo relativo considerarlo un Ford Bronco.

Saleen Bronco Big Oly (2)

Es que, en los papeles, en el historial y en el imaginario colectivo, aquella leyenda siempre ha sido considerada bajo el nombre del modelo americano, pero lo cierto es que hablar de él como el Bronco más célebre de todos tiene sus comillas, asteriscos y notas al pie. Aunque lo aparentaba, el Big Oly poco tenía del Ford de serie. Fue en realidad una creación del propio Parnelli Jones, para quien ha significado toda una reliquia si tenemos en cuenta que, hasta aquella venta del 2021 a cambio de ese monto inusitado para un todoterreno, estuvo bajo su propiedad.

El Big Oly se veía como un Bronco, pero esos paneles moldeados a imagen y semejanza fueron parte del desarrollo del coche, uno de tantos trabajos en lo que fue un proyecto “cero”. Puede un vehículo alterarse partiendo del modelo original, puede reemplazar su motor de fábrica por uno acorde a la ocasión de la competición y puede bajar de peso utilizando materiales ligeros. Sobre el motor y los materiales, nada que no haya ocurrido con el Big Oly: su V8 Windsor 351 –5,7 litros– de 395 caballos nada tenía que ver con el V8 que traía de serie el primera generación, mientras que su carrocería imitaba el diseño original, pero estaba hecha con fibra de vidrio y complementada con aluminio.

La clave, en la base. El chasis tampoco era el de un Bronco Mark 1, sino que Jones y equipo determinaron que lo mejor sería la alta resistencia que un bastidor tubular de acero al cromo molibdeno podía ofrecer. El Saleen Bronco es entonces un homenaje a un Ford Bronco que, en realidad, no era tal en lo técnico, pero vale su reconocimiento a un ganador indiscutible.

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Mauro Blanco

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