Poner el ojo en reacondicionamientos de SUVs americanos es mi pasión. Bueno, puede que exagere, pero es que no mucho tiempo atrás me sedujo el trabajo restomod desarrollado sobre un Jeep Grand Wagoneer del ‘86 –al cual se le aplicó un chasis nuevo, llantas todoterreno y poderosos motores de entre 400 y 700 caballos, para convertir así al vehículo de esencia premium en toda una amenaza con tecnología propia de nuestros tiempos– y ahora la sensación se repite.
En este caso, no con un ejemplar de la marca de las siete ranuras, sino con un ícono del óvalo, pero de la misma década. Aunque el Bronco sí ha estado históricamente arraigado al manejo fuera de carretera, el modelo ‘81 que por estas horas se anuncia a la venta no deja de ser novedad por el condimento de su mecánica actualizada, pues aquí nada de aquellos 200 caballos y monedas del V8 original. En su lugar, este Bronco Ranger XLT de tercera generación atesora debajo del capó un orgullo de la casa y un conocido de los pesados: el Godzilla 7.3 que invito a que escuchen en el video -sí, caja automática-. Con este V8, ahora supera, al igual que aquel Jeep, los 400 caballos. Potencias propias de deportivos de alto rendimiento.
Noto otro punto en común al detenerme en las imágenes publicadas por Bring a Trailer, la reconocida casa vendedora. Se repiten los neumáticos BF Goodrich All Terrain, con la diferencia de que el Bronco original ya salía de fábrica con las gomas especiales para los terrenos más complejos. Y atención de aquí hacia arriba, pues levantando la mirada, “escaneando” el coche desde estas inmaculadas 15 pulgadas hacia la carrocería, encuentro algo por demás interesante y, por qué no, hasta superior respecto del modelo de serie.
Durante sus años de gracia, producción y venta al cliente, verlo lucir al Bronco ‘81 pinturas de variadas tonalidades negras, no era nada de otro mundo, más aún si llevaba esos gráficos sobre los paneles que aportaban al color de carrocería, un degradado de rojo a amarillo recorriendo la longitud. La gran virtud de este que ahora busca dueño nuevo radica allí y nada ni nadie me convencerá de que esta propuesta está en otro nivel.
Verán que ya ni siquiera hablo de lo mecánico, sino de lo visual y nada más que de ello. ¿Pero cómo es posible esto, si en definitiva ese reflectante aplicado es una verdadera réplica del que se ofrecía de fábrica? La respuesta está en el Wimbledon White, el blanco que hace que aquel concepto retro tan “epocal” y de la familia de los paneles exteriores en acabado madera, logre una resignificación total: ya no es tanto aquel Bronco cuyo aspecto iba a tono con su lenguaje off-road.
En este “Bullnose” –nombre que el tercer capítulo del SUV tomó de la F-150, de cuya plataforma se servía–, hay un nivel de elegancia que antes brillaba por su ausencia. De perfil y sobre todo en la zaga, la mixtura entre estos gráficos y la pintura entregan a este Bronco una renovada identidad. Podría pararme justo detrás del vehículo por horas, contemplarlo y fijar la mirada en la insignia FORD que va justo sobre el ángulo inferior izquierdo del panel del portón trasero y no creo que me canse. Absolutamente hipnótico.
Retapizados los asientos en tela y vinilo rojo y revestidos de igual manera los paneles de las puertas, todo el interior también ha recibido una restauración integral. Y más allá de que siempre me ha resultado demasiado a los ojos ese tipo de cabina –optaría por una mayor presencia de paneles y molduras en madera– la fidelidad por el aspecto original tal parece que no se negocia y debo reconocer que, al exterior blanco, este intenso y característico acabado no le sienta tan mal.
Está a las claras. Si reconstruir todocaminos de tiempos pasados fuese un deporte, los talleres norteamericanos serían sin lugar a dudas firmes candidatos. Por supuesto, nada sorprende viniendo de la tierra en la que nunca nada es suficiente. La propia Bring a Trailer destina un espacio a las 4×4 y en ese universo abundan ejemplares contemporáneos al Bronco Bullnose. En ese universo, este actualizado Ford, una oda a la cultura automotriz americana de ayer y hoy, no pasa desapercibido en absoluto.
Redaccion
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