Imagina que Volkswagen, en un estado de inconciencia temporal, relanza el Type 1. La T ha estado históricamente asociada a sus modelos y hoy se acompaña con un guion medio para darle a su gama actual un sello propio. ¿Imaginas un T-Beetle, un revival del clásico –vaya novedad la que nos encontraríamos…–, no del New Beetle de los 2000? Alguien que no es de la marca alemana le ha asignado la letra insignia, pero a la versión más todoterreno. Están los Volkswagen Baja Beetle y luego este restomod.
El TBug existe, pero esa T que no la puso la casa de Wolfsburgo, sino Twisted Automotive, que salió de su zona de confort para apostar por algo diferente que actualizara su catálogo de Proyectos Especiales. Y para dejar en stand by sus habituales reinterpretaciones del Land Rover Defender, el sujeto detrás de esta casa de restomods británica decidió viajar a sus años más inocentes. Este Baja Bug no es solamente técnica, sino un sueño de niño cumplido. Un sueño de niño al que, según palabras usadas en la cuenta oficial de Instagram, su autor no se ha podido resistir.
Esto se trata del motor trasero, pero también del motor simbólico. Al adentrarme en esta versión, no pude pasar por alto el motivo de su creación. “¿Recuerdas esos posters del Baja Bug que todos teníamos de niños?”, presenta la firma en sus redes sociales. “Es la manifestación de recuerdos de la infancia: la pared del dormitorio de su hermana adornada con pósteres del Baja Bug que cautivaron su imaginación hace décadas”, reseña Twisted acerca de lo que motivó a Charles Fawcett a realizar su propia visión del Beetle de la Baja 1000.

Un sueño de niño… californiano. “California parecía estar a mil millas de distancia en aquel entonces”, agregan. Movilizado por la nostalgia personal, lo que este entusiasta británico antes experimentaba como algo intangible, donde lo único al alcance eran esos afiches de habitación, ahora lo vive bajo su propia impronta.
En cuanto a su motor material, el clásico bóxer de cuatro cilindros, la clave está en su potencia duplicada, aunque Fawcett se lamente por no poder superar, de momento, los 80 caballos. Pero para Fawcett lo más importante es el espíritu aventurero que ofrece su Volkswagen Baja Beetle, que va más allá de la potencia insuficiente, que la compensa: “Se trata de actitud. La conexión entre el conductor, la máquina y el terreno”. Está claro que, para llegar al TBug, fue elemental la experiencia todoterreno adquirida por los proyectos previos basados en el Defender y otros off-road como el Suzuki Jimny.
Esto lo ha obtenido partiendo desde cero, tomando al Beetle clásico, desmantelándolo y reconfigurándolo desde el chasis, al que ha reforzado y ha hecho más rígido; decidiéndose por una necesaria suspensión de largo recorrido a prueba de todo tipo de impactos, seleccionando, casi que como una instancia obligatoria, los neumáticos BF Goodrich. ¡Dándole vida! Observen el paragolpes y su ingeniosa interpretación de faros LED. Cuando se apuesta por algo inspirado por lo retro, pero es algo diferente y sale bien, no queda más que aplaudir.
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Mauro Blanco
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