Puedes escaparte unos días a las afueras, atraído por la naturaleza en sus dos facetas. La calma a la que te invita y la aventura que te ofrece. Más cuando vas a bordo de un Bedrock XT2, una casa acoplada sobre el chasis de una Ford Super Duty F-550. Es ese un vehículo respetado en nuestra mesa de redacción. Por fuera, una bestia en forma de camioneta americana. Por dentro, el contraste de una elegancia en un espacio que preferiría evitar cualquier mancha de suciedad posible.
¿Qué casa rodante puede competirle al Bedrock o incluso superarlo en términos de pulcritud? Amigos, amigas, les presento al Willow 8.4, que no es una pick-up camper, sino uno de los remolques… ¿del futuro? Los dueños de este producto pueden pasar los días y las noches sin ningún edificio, calle o carretera a la vista. Solo rodeado de vegetación. Eso sí, de vegetación y de una de las faunas más intimidantes: la de Australia.
En el paradisíaco estado de Queensland, todo parte de un concepto de diseño minimalista de vivienda que trasciende fronteras, en este caso adoptado por la empresa Oz Tiny Homes. Minimalismo en expansión, incluso en el universo de las casas móviles. Concepto de viviendas de rápida fabricación. Las acostumbro ver en una de mis frecuentes ciudades costeras en Sudamérica, donde el campo abierto abunda tanto como este tipo de construcciones. Pero aquellas no son nómades como el Willow, que cuenta con tres ejes –con frenos en todas las ruedas– y una capacidad de 4,5 toneladas.

Este remolque australiano tarda 60 días desde que el comienzo de su producción hasta la entrega, y en su nombre informa su longitud en metros. Su ancho es de 2,4 metros y su techo, de acero de alta calidad como el revestimiento exterior, se eleva hasta los 4,3 metros. ¿Llama la atención su considerable altura? Es porque no se trata de los remolques típicos. Para no condicionar la distribución de los ambientes y sus mobiliarios, el Willow 8.4 agrega un primer piso o entretecho. Los croquis publicados en su sitio oficial detallan todo el interior.
En la planta baja, a una sala de estar le sigue la cocina. Paralela a ésta, el Willow ofrece barra de comedor y espacio de trabajo. Ambas son dos zonas de grandes aberturas y con buena iluminación solar. Al otro extremo, un lavadero y el baño, que incluye inodoro, lavabo y ducha en la esquina con mampara de cristal. El acceso a la planta alta, donde accedemos a los dos dormitorios, es sinónimo de optimización y antónimo de convencional. Un conjunto de nueve módulos de almacenamiento toma la forma de una escalera.
Hablar de un remolque de campamento es quedarse corto en el caso del Willow 8.4, porque bien podría ser la casa principal de quienes eligen vivir en movimiento. A estas construcciones les sientan bien las terrazas laterales. En este caso, la terraza, junto a unas patas estabilizadoras, hace creer que, si lo vemos a distancia y de frente a la entrada, no hay allí remolques a la vista, pues oculta su condición y lo hace parecer una vivienda más ocupando un lote. Como sea, una vivienda en la que no darían ganas de no limpiarse las botas antes de entrar.
Mauro Blanco
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