Hace casi un siglo, un remolque de viaje imponía condiciones y rompía con lo establecido. Para la firma Airstream, el bautizado según sus semejanzas con los fuselajes y su composición inspirada en ellos significaría un punto de partida hacia otros modelos icónicos de su historia, como la A/Van de los años setenta, el armazón de aluminio al desnudo que sirvió de transporte para el servicio postal norteamericano y el reparto de productos de empresas varias.
Ante todo, el Airstream Clipper fue un caravana vanguardista. Diseño, ligereza, espacio interior… Tres pilares sobre los cuales se sostuvo su legitimidad y demanda. En 1936 se presentó e impactó por la versatilidad que generaba la forma de comercialización. Wally Byam, el padre de la criatura. Y la criatura era un diseño inspirado en los remolques de la Bowlus Company –y por lo tanto en el diseño y la composición de las aeronaves–, aunque con ajustes con los que marcaba la diferencia.
Por tradición, un Bowlus lleva desde siempre la puerta en el frente del remolque. Para el Clipper, Byam ejecutó una modificación clave en la forma del frontal del vehículo, adaptando el acceso al habitáculo –más espacioso, por cierto– al reubicar la puerta a uno de los laterales. Más allá de la herencia del aluminio remachado como material para la carrocería y la optimización del peso que por ello ganaba, los cambios aplicados en el diseño hicieron del Clipper un caravana más aerodinámico y con una mejorada resistencia aerodinámica, un “Avión sin alas” –como se lo bautizó en sus comienzos– que hasta podía ser movido pedaleando en bicicleta.
Cambiemos bicicleta por coche y entonces lo que se obtenía por esa relación entre peso y resistencia aerodinámica, además de unas mejores prestaciones en velocidad, era un consumo de combustible bajo para el vehículo que lo remolcaba. Pero el aluminio y el diseño aerodinámico no fue lo único que el Clipper tomó de la aeronáutica. Como en los aviones, la fibra kapok se utilizó como aislante térmico y acústico del trailer.
En un Airstream Clipper, los interiores no necesariamente compartían disposición, pues los planos variaban, pero en todos se respetaba el criterio de habitáculo espacioso y diseñado para lograr la mejor distribución mobiliaria. Un interior que, además, estaba revestido en las paredes con madera. Caoba, tilo y pino blanco eran algunas de las disponibles.
Si un modelo no podía faltar en espíritu RACER aventura, ese es el Airstream Clipper, conocedor de las rutas americanas e incentivador de una creatividad y una personalización que, tras ser adquirido, corrían por cuenta de los propietarios, en muchos casos provenientes de las altas esferas políticas y artísticas. Hoy, un remolque de viaje con un valor tanto material como simbólico en aumento: en una publicación de febrero del 2021, la firma Airstream, a través de su página oficial, estimó que apenas menos de 15 unidades se conservan.
Mauro Blanco
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