Santana Jalapão, el Aníbal brasileño que nunca llegó

Santana Jalapão, el Aníbal brasileño que nunca llegó

El modelo iba a fabricarse en Tocantins


Tiempo de lectura: 7 min.

Hablar de Santana Motor nos lleva inevitablemente a la triste quiebra de la empresa jiennense en el año 2011. Y más triste aún para quienes, como es mi caso, vivíamos en la provincia de Jaén durante los últimos años de la firma, y que pensábamos (ingenuamente) que podría remontar. Pero vamos a retroceder unos años, concretamente hasta 2003, para hablar de un derivado del Santana Aníbal que podría haber cambiado (o no) las cosas. Estamos hablando del Santana Jalapão.

Recordemos unos datos del modelo original, el Aníbal. El prototipo, denominado  PS-10, fue presentado en el salón de Sevilla a finales de 1999. Puedo hablar en primera persona porque me desplacé expresamente hasta allí para conocerlo. El modelo recordaba claramente a los últimos Santana 2.500, pero actualizado. Me gustaba mucho poder ver de nuevo la marca Santana en un auténtico vehículo de producción, después de los microcoches Stella de origen Chatenet.

El PS-10 era un modelo rudo, sin ningún tipo de concesiones al lujo. Un modelo diseñado para el trabajo que daba esperanzas a la fábrica de Linares. En Sevilla recuerdo perfectamente una unidad larga en color verde oscuro, y si no me falla la memoria, también había una unidad de bomberos. Para el modelo de serie habría que esperar al año 2002. En ese momento se anunció que el nombre elegido era “Aníbal”, aunque para exportación se mantendría el nombre PS-10.

A diferencia de otros modelos de otras marcas, que acaparaban portadas y páginas principalmente en revistas especializadas, el periplo del nuevo Santana se documentó profusamente en los diarios locales, debido a la importancia que suponía para la provincia. Recuerdo en uno de estos diarios ver el nuevo Aníbal junto a un frontal de Santana 2.500, a modo de comparativa. El cambio era más que evidente, y los cuatro faros frontales del nuevo Santana, los paragolpes y la parrilla le daban un aire más moderno, dentro de lo clásico del concepto.

Santana Jalapão (1)

Un detalle curioso: la inmensa mayoría de las fuentes citan que el Aníbal era una evolución del Santana 2.500, pero la línea de montaje se vendió a un fabricante iraní, Morattab, quien estuvo vendiéndolo bajo el nombre Pazhan (la última evolución recibió la denominación Herour). Y hay alguna fuente que se atreve a afirmar que Santana se inspiró en el Land Rover Defender de la época. Nunca lo sabremos. Lo que sí es cierto es que el Aníbal mejoraba al Defender en cuanto a la carga en el portón trasero, ya que era más ancho y permitía cargar un europallet. El motor era de origen Iveco, las manillas de las puertas del Ford Sierra, los pilotos traseros del Nissan Cabstar E… El chasis es de largueros con travesaños; el eje, rígido; la suspensión, de ballestas, con recorridos de 52 cm delante y 54 cm detrás.

En el Salón de São Paulo de 2002, los medios brasileños se hacen eco de las conversaciones entre Santana Motor y Tricos, una empresa portuguesa que se encarga de importar los modelos de SsangYong para el mercado brasilero. Se crea así una empresa subsidiaria de Tricos denominada Fabral, acrónimo de Fábrica Brasileira de Automóveis. La inversión prevista para la factoría de Palmas (Tocantins) es de catorce millones de dólares de la época. En ese momento, el mercado brasileño no se puede decir que estuviera en sus mejores cifras, más bien al contrario. Pero el entonces presidente de Fabral, Abdul Majid Ibraimo, afirmaba que contaban con diez años para recuperar la inversión.

Los Aníbal presentes en el salón estaban fabricados en Linares, pero ya se oficializa el nombre Jalapão, que proviene de un lugar del estado de Tocantins. Había unidades civiles, militares y hasta de bomberos. Los datos que iban surgiendo sobre la fábrica indicaban que ésta tendría 65.000 m² construidos de una superficie total de 650.000 m². Se hablaba de tres líneas de montaje: la primera, dedicada al Jalapão; la segunda, para un pick-up de origen Tata; y la tercera, un chasis para un microbús urbano de origen Eicher y carrozado por una empresa local. La capacidad de producción prevista era de unos 16.750 vehículos/año, con una proporción inicial de componentes nacionales de un 32%.

El porcentaje de nacionalización era importante para fabricar un vehículo que se pudiera considerar brasileño, conseguir incentivos fiscales, y dar trabajo a proveedores locales. No obstante, para el caso del Jalapão, se planteaba recibir de Linares el bastidor, la caja de cambios y los ejes de transferencia, aunque las primeras unidades podrían ser importadas desde la fábrica linarense.

Santana Jalapão (2)

Tricos se había fijado en el Aníbal porque pretendían desvincularse de las multinacionales para ofrecer un producto apto para labores agrícolas, forestales y antiincendios. Tras el Salón de São Paulo, 500 personas mostraron interés por el nuevo modelo. Para Santana, la materialización del acuerdo con Tricos suponía un respiro de cara a su viabilidad. La producción anual prevista para el Jalapão era de unas dos mil unidades, pues estaba previsto distribuir el modelo en otros mercados de Latinoamérica, como Venezuela y Colombia, países con los que ya se había alcanzado un acuerdo de comercialización. La localización de la fábrica cerca del Puerto de Itaqui facilitaba la exportación a otros países de América del Sur.

Sin embargo, la fábrica nunca saldría del papel. Hubo un nuevo proyecto, por parte de Tricos, de hacer otra fábrica en Linhares (Espírito Santo) para producir modelos de SsangYong, Haima y Changan. En algunos documentos de prensa también se hacía referencia al nombre Fabral. Un tercer proyecto de fábrica, esta vez en Goiás y sólo para modelos de Changan, correría la misma suerte que los dos anteriores.

Al parecer, algunos Jalapão fabricados en Linares se llegaron a distribuir en algunos concesionarios brasileños de SsangYong. El Aníbal, por su parte, continuó su evolución. En 2004, recibiría sus primeros cambios estéticos, cambiando los parachoques iniciales (diseñados para el Santana M300) por otros tubulares más finos, y pasando los intermitentes delanteros debajo de los faros. Los pilotos traseros también abandonaban el parachoques para ir encastrados ahora a ambos lados del portón trasero, y esta vez provenían del Suzuki Samurai. Aparece también la carrocería pick-up, ya con la nueva estética.

En 2005 Santana lanza su versión de los Suzuki Vitara, bajo los nombres 300 (tres puertas) y 350 (cinco puertas). En 2006 se presenta el prototipo del Aníbal corto, denominado PS-10 Short Line, que no llegaría a comercializarse bajo su marca, pues es cuando llega el acuerdo con Iveco. La prensa llega a afirmar que el modelo se vendería como Iveco-Santana, pero cuando la versión de producción llega al mercado, lo hace como Iveco Massif. Como curiosidad, un medio local consiguió la exclusiva del frontal antes de ser presentado el nuevo modelo, que se ofrecería con carrocerías corta, larga y pick-up. También bajo marca Iveco se presenta el Campagnola, de tres puertas (haciendo referencia al Fiat del mismo nombre) y se muestra una unidad de cinco puertas bajo el nombre Campagnola Alpina. Los Massif se benefician, como el resto de la gama Iveco, del acuerdo con los All-Blacks.

Santana Anibal

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El acuerdo con Iveco contemplaba la posibilidad de que esta ejerciera una opción de compra de Santana. En 2008 los italianos anunciaron que la ejercerían en función del desarrollo del Massif en el mercado. Pero finalmente no se concreta, y en 2009 pasa a manos de la Junta de Andalucía.

Iveco cede los derechos del Massif a la Junta de Andalucía, y se registra el nombre Santana Mahorí, del que se fabrican cinco unidades (algunas han sido mostradas por el Grupo JPG). También se plantea la fabricación del Suzuki Jimny como Santana 150, pero sin llegar a llevarse a cabo. En 2011 sucede lo inevitable, y se acuerda la disolución de la empresa.

Como epílogo, dos apuntes: en primer lugar, mencionar el intento de reanudar la producción del Mahorí con un motor híbrido enchufable bajo la marca Innvextran; en segundo y último lugar, la fundación de Santana Motors, que ha competido (sin éxito) por el nuevo concurso del Ministerio de Defensa con un modelo basado en una plataforma china. ¿Tiene futuro este nuevo renacer de Santana? El tiempo nos lo dirá.

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Jesús Alonso

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